y seguiré esperando. como los amarillos del otoño, todavía palabra de amor ante el silencio, cuando la piel se apague, cuando el amor se abrace con la muerte y se pongan más serias nuestras fotografías, sobre el acantilado del recuerdo, después que mi memoria se convierta en arena, por detrás de la última mentira, yo seguiré esperando (L.Gª.Montero)
martes, 22 de abril de 2014
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Ese día, el último, caminaron uno al lado del otro. No hubo más, solo el silencio, separándolos.
Estaba todo tan claro, que no pudo estar más débil, aquel futuro perfecto haciéndose en el presente. Aquel soñado futuro roto ya por el presente. El silencio ha separado muchas vidas, es el gran enemigo del dialogo y la comprensión, lástima que cuando llega ese último día en ese último momento no seamos capaces de reaccionar. Los pequeños detalles y las decisiones que tomamos en la vida nos marcan un camino para siempre. La obra de teatro LA VIDA EN UN HILO es una buena muestra de ello. Pero curiosamente también a veces hablar estropea las cosas, basta recordar a Bécquer.....Asomaba a sus ojos una lágrima y a mis labios una frase de perdón, pero habló mi orgullo y se enjugó su llanto y en mis labios esa frase expiró. Hoy voy por un camino, ella por otro pero al pensar en nuestro mutuo amor yo digo aún porqué callé aquél día, y ella dirá porqué no lloré yo. Ana continúo leyendo con mucho interés tus poemas y perdona por lo extenso de mi comentario. Paco.
Estaba todo tan claro, que no pudo estar más débil, aquel futuro perfecto haciéndose en el presente. Aquel soñado futuro roto ya por el presente. El silencio ha separado muchas vidas, es el gran enemigo del dialogo y la comprensión, lástima que cuando llega ese último día en ese último momento no seamos capaces de reaccionar. Los pequeños detalles y las decisiones que tomamos en la vida nos marcan un camino para siempre. La obra de teatro LA VIDA EN UN HILO es una buena muestra de ello. Pero curiosamente también a veces hablar estropea las cosas, basta recordar a Bécquer.....Asomaba a sus ojos una lágrima y a mis labios una frase de perdón, pero habló mi orgullo y se enjugó su llanto y en mis labios esa frase expiró. Hoy voy por un camino, ella por otro pero al pensar en nuestro mutuo amor yo digo aún porqué callé aquél día, y ella dirá porqué no lloré yo. Ana continúo leyendo con mucho interés tus poemas y perdona por lo extenso de mi comentario. Paco.
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